lunes, 20 de junio de 2011

EJERCICIOS PARA SER FELIZ 2



UN MOMENTO PARA TOMAR EL CONTROL DE LO QUE SENTIMOS.

A veces tenemos que dedicarnos un tiempo en el que poder parar y pensar en: ¿Cómo estoy viviendo mi vida?. Pararnos a pensar en las distintas áreas de nuestra vida: profesión, relaciones personales, tiempo libre… y darnos cuenta tanto de lo que está bien en cada una de ellas, como de lo que falla, en cada una.
Una vez hecho esto tenemos que centrarnos en lo que queremos, porque eso es lo que nuestra mente va a manifestar. Tenemos que centrarnos en nuestros objetivos.
Muchas veces tenemos hábitos que no son adaptativos; nos sentimos aburridos, frustrados… y nos centramos en esos sentimientos. ¿Qué pasaría si viésemos una oportunidad en esos sentimientos? Sólo son síntomas que nos dicen que algo no marcha bien. ¿Y si en vez de enfrentarnos a esos problemas con los sentimientos negativos habituales, lo hiciéramos con otros, como imaginación, determinación, flexibilidad, autoconfianza, creatividad…? Hay que entrenar nuestras emociones para poder usarlas de manera efectiva.
¿Tratamos igual a una persona que viene hacia nosotros sonriendo que a una que está enfadada y viene malhumorada? No. Pues lo mismo pasa con los problemas, no los vamos a resolver igual con una actitud derrotista que con una confiada.
Imagínate la diferencia que hay, por ejemplo en el trabajo:
Ya que hay que trabajar, lo más positivo será hacerlo con buen humor, tratar de trasmitir ese buen humor a las personas con las que trabajamos (compañeros, clientes, pacientes…), y tratar de que para ellos también sea agradable el trabajo que tengan que realizar o la gestión que vengan a hacer con nosotros.
Simplemente cambiando nuestro estado mental o nuestra actitud, podemos lograr grandes cosas.
Y no pienses que todo va mal y que es terrible, simplemente si estás leyendo esto ya tienes una buena razón para sonreír: ¡estás vivo!

sábado, 18 de junio de 2011

¿Y SI FUERAS UN SUPERDOTADO EN FELICIDAD?





E imagínate que ni te habías dado cuenta…
Cuando se habla de los superdotados, no se tiene en cuenta a las personas que son muy felices. ¡Será que esto no se considera una alta capacidad!
Si seguimos el desarrollo del estudio en superdotación, en un principio se distinguía entre una inteligencia superior y una dotación excepcional de los individuos. Al principio, en los trabajos de L. Terman se hablaba de “gifted”, como aquellos individuos que habían sido “elegidos” o “bendecidos” con alguna característica excepcional. Posteriormente H. Gadner, consideraba que superdotación es una situación de logro o rendimiento, con lo que los niños sólo podían tener altas capacidades, que puede que después como adultos llegaran a desarrollar.
Es decir, por una parte tenemos los talentos de cada uno, y por otra la manifestación superior en conocimientos o habilidades, sistemáticamente desarrolladas en un campo.
Hay muchos tipos de habilidades humanas que pueden ser vistas como talentos: matemáticas, técnicas, lingüísticas, musicales, pictóricas, interpretativas, deportivas…
Pero hasta ahora no se ha estudiado la capacidad de ser feliz como un talento.
¿Te imaginas si se hiciera un estudio?
Eso es en cierta medida lo que intenta la Psicología Positiva: convertirnos en superdotados de la felicidad. Primero utilizamos sistemas de detección de nuestras capacidades (las fortalezas), luego estudiamos estas capacidades más relevantes para poder realizar una mejor orientación y potenciación de ellas, y ayudándonos de estas poder aumentar nuestro nivel de felicidad, apoyándonos más en nuestras habilidades más sobresalientes, y sirviéndonos de ellas para desarrollar todas las demás, para poder finalmente alcanzar nuestro estado deseado de superdotados en felicidad.
Todos tenemos la capacidad de ser felices, es algo innato en el ser humano, pero si trabajamos en ello podemos alcanzar un nivel mucho más alto, y llegar así a desarrollar todo nuestro potencial, todo nuestro potencial de ser felices!!!!

martes, 14 de junio de 2011

ENTREVISTA A TAL BEN SHAHAR. Profesor de Psicología Positiva en Harvard



Cuando empecé a enseñar Psicología Positiva en Harvard, un estudiante me dijo: “Me fijaré en usted y si le veo siempre feliz, me matricularé en su curso.

Un chico listo.
¿Usted cree? Le contesté que si me veía siempre feliz, era porque o yo era un psicópata o estaba muerto. Porque sólo los psicópatas y los muertos no sienten nunca envidia, tristeza, dolor, celos... Y nunca fracasan.

¿Qué enseña usted, entonces?
Dése permiso para ser humano... ¡Verá qué alivio! Sólo cuando deje de negar errores y de bloquear las emociones negativas permitirá que le afecten también las positivas.

¿Por qué cree que negamos el error?
Nos educan en la mitificación del éxito.

Palabra vendelibros.
Los padres presionan a sus hijos para que triunfen tras haberse machacado a sí mismos: si no han triunfado, es que no han trabajado bastante. Y nunca es bastante. Yo mismo me torturé la juventud con dos frases: “Nada sustituye al trabajo duro” y “Cuanto más trabajo, más éxito tengo”.

Están de moda; con el sufrimiento.
Pues conducen a la mentira del perfeccionismo. La verdad es que si quieres triunfar más, debes empezar por fracasar el doble y para ello debes comenzar por asumir las emociones que la derrota lleva aparejadas.

¿Cómo?
La vida es una sucesión de fracasos para poder tener algún éxito. Y la paradoja es que cuando aceptas el error, el dolor, la soledad; y las emociones que provocan: el odio, la tristeza, la envidia, los celos, la frustración...

...
Y los dejas fluir sin intentar suprimirlos, sólo entonces dejan de ser tus emociones, para ser sólo emociones. Así se disuelven.

Por ejemplo.
Es mera terapia cognitiva. Supongamos que tiene pánico a hablar en público...

¿Qué sugiere?
Usted interpreta el público –hecho– como amenaza –pensamiento– y reacciona con –sentimiento– ansiedad. Acepte esa ansiedad; déjela fluir y no intente reprimirla.

Pero me seguirá paralizando igual.
La naturaleza para ser gobernada antes debe ser obedecida. Déle curso y llegará a interpretar al público como gente que le quiere y escucha hasta lograr frenar la ansiedad.

¿No se trata de evitar que afecte?
Eso déjeselo a Clint Eastwood. Usted dése permiso para ser débil. Ser positivo no es ignorar o quitar importancia a la realidad, sino aceptarla. Y asumir sus emociones.

Cuanto menos afecten, mejor.
Al revés: negar las emociones desconecta de la realidad. Por eso, cuando usted sea consciente de que ha fracasado y que ha sido vanidoso, egoísta, celoso o traidor...

Vale, ya le capto.
No se conforme con pensarlo usted: no sirve. Dígaselo a alguien. Y si no tiene a quién confesarse, escríbalo. Pero... ¡Expréselo!

Por ejemplo.
Muchos hombres se niegan el derecho a ser cobardes o a cualquier otra emoción. En nuestra cultura el hombre que siente es un sentimental, o sea, débil: menos hombre.

¿Y ellas?
El pecado emocional de ellas suele ser negar el enfado. Les parece poco femenino pillar un buen cabreo... Y que se note.

Con lo a gusto que te quedas.
Cuando despiden del trabajo a uno de mis pacientes, le hago escribir un “diario del cabreo del parado” para expresar lo humillante que es que prescindan de ti; lo inútiles que son muchos de los que se quedan.

Un desahogo.
Relaja más chillárselo a los jefes, pero aunque sea tarde, que lo expresen. Los parados que se manifiestan, maduran, crecen, se distancian de su emoción y se ponen en mejor posición para encontrar empleo después.

O no.
O no, pero tendrán más autoestima y realismo para juzgar un sistema incapaz de repartir la prosperidad a través del empleo. Y serán capaces de organizarse para cambiarlo.

Es más fácil instalarse en la mentira.
En el hospital de Harvard verificamos si los equipos mejoraban resultados con las condiciones de efectividad de Hackman.

¿Y...?
Pues no mejoraban. Sólo comprobábamos esa mejoría en los casos de vida o muerte.

¿Por qué?
Porque no podían ocultar las negligencias que provocaban muertes, pero las demás las tapaban para “proteger al equipo”.

Así que no se corregían.
Hicimos que se comunicaran todos los errores menores y –después sí– verificamos que los equipos que las cumplían rendían más.

Los que tapan errores suelen ascender.
Sólo en organizaciones perfeccionistas, ergo mentirosas. En las organizaciones maduras, los errores no son fallos para culpar a una persona, sino oportunidades de todos para mejorar el funcionamiento del equipo.

¿Un optimista es un pesimista mal informado?
Yo prefiero ser optimalista y aspirar a casi todo, para al fin saber disfrutar con casi nada. Hoy sabemos que la felicidad no es la culminación del éxito, sino sólo su inicio.

¿...?
Las personas que asumen la realidad –que son sólo humanos– no aspiran a ser el más listo, guapo o rico, sino que aprecian lo que ya son. Y son más felices. Y, a partir de ese bienestar, suelen tener éxito.

EJERCICIOS PARA SER FELIZ 1.






Como ya hemos dicho en alguna ocasión la Psicología Positiva nace siguiendo al modelo médico: al igual que antes se iba al médico cuando uno estaba enfermo, hoy en día se ha visto como pueden resultar muy provechosos los programas de prevención, es decir prevenir antes que curar como dice el refrán. Así antes iba al psicólogo aquella persona que tenía algún tipo de problema que representaba una desadaptación para el normal desarrollo de su vida diaria (más o menos grave), en cambio ahora, gracias a la Psicología Positiva podemos “utilizar” la psicología para llegar a nuestro desarrollo pleno, a alcanzar nuestro máximo potencial, para ser felices.
Anteriormente teníamos muchos libros de autoayuda, que mediante la enseñanza de la psicología más popular, de autores que nos contaban sus formas de haber solucionado sus crisis, de la aplicación de la psicología patológica, etc. Difundían formas de intentar alcanzar un mayor crecimiento como personas.
Ahora gracias al desarrollo de la Psicología Positiva tenemos programas, técnicas, especialistas formados específicamente en ello, manuales… que nos ayudan de manera más precisa, y no sólo cuando tenemos ya algún tipo de problema o crisis en nuestras vidas, sino para aprender una nueva forma de pensar y actuar que nos lleve a desempeñarnos de manera más funcional para poder alcanzar un mayor grado de felicidad. No sólo hay que tener un pensamiento positivo (pensar que todo va a ir bien), si concebimos esto de una forma ingenua, sino que poniendo en práctica estos métodos de actuar y pensar podemos aprender y tener como hábitos, formas de prevenir, de alguna manera, el que nos ocurran estas crisis, o saber salir de ellas de una manera más sencilla y efectiva, si es que no podemos evitarlas.
Sabemos que nuestro cerebro puede cambiar a lo largo del tiempo, que para llegar a la meta de ser más felices tenemos que comportarnos de la misma manera que si intentáramos perder peso o adquirir el hábito de hacer ejercicio.
Hoy os propongo un ejercicio:
Tomaros unos minutos para escribir algún suceso de vuestras vidas donde os pasara algo bueno, donde fuerais felices… Y escribirlo, no vale sólo con pensarlo. Y más aún, tomaros otros minutos para contárselo a alguien: Hoy me he estado acordando de aquella vez cuando…
Está comprobado que os hará sentiros mejor mientras lo escribís, que se os escapará alguna sonrisilla mientras lo hacéis, que ese estado momentáneo de bienestar influirá en que tengáis un mejor un mejor día, y que también haréis que estos efectos se contagien a alguien, si se lo contáis. Y más aún, si tomáis el hábito de hacerlo, por ejemplo una vez por semana, los beneficios se multiplicarán y serán más persistentes en el tiempo.

Probarlo y me contáis…